"Con la excusa del antisemitismo se criminaliza el repudio hacia Israel"

Transcribimos a continuación la entrevista publicada en
LA MAÑANA de NEUQUEN el día 8 de Febrero de 2009.









"Con la excusa del antisemitismo se criminaliza el repudio hacia Israel"

Lo afirmó Laura Ginsberg, quien encabezó la denuncia de complicidad del Estado argentino en el encubrimiento del atentado a la AMIA.

Por Pablo Montanaro


Neuquén > > “Los ojos de la humanidad miran y acompañan a las víctimas masacradas en Gaza y repudian las políticas terroristas del Estado de Israel en esa región”, afirmó Laura Ginsberg, integrante de la Agrupación por el Esclarecimiento de la Masacre Impune de la AMIA (Apemia), acerca del extenso y complejo conflicto entre árabes e israelíes que recrudeció nuevamente causando la muerte de centenares de muertos y miles de heridos.
La Mañana de Neuquén conversó ella, quien perdió a su marido durante el atentado a la mutual judía, y cobró relevancia cuando pronunció aquel emotivo y justiciero discurso bajo la frase “Yo acuso”, en el que denunció las supuestas complicidades del gobierno de Carlos Menem, la DAIA y la Justicia argentina por la falta y la demora en investigar y esclarecer el atentado, ocurrido el 18 de julio de 1994.


¿Cuál es su reflexión acerca del conflicto en Gaza?
Ni bien empezó este conflicto desde la agrupación Apemia nos pronunciamos repudiando la masacre en Gaza, repudiando el silencio de Naciones Unidas que no tomó ninguna medida efectiva durante los días posteriores al bombardeo, y denunciando al gobierno argentino que tampoco tuvo una medida concreta de solidaridad con las víctimas del pueblo palestino. Las Naciones Unidas en conjunto, y en particular el papel del Estado argentino, ha sido deplorable.


¿Por qué?
Después de observar cómo se fueron desarrollando los hechos nos enteramos de que el silencio del gobierno argentino no era para nada inocente. La masacre sirvió para que el Estado argentino reforzara los vínculos políticos y económicos que venía construyendo con el Estado de Israel desde hace tiempo. Así promulgaron la Ley 26.437 el 13 de enero pasado en el más absoluto silencio. Ésta es una ley donde se establece que nuestro país dará apoyo financiero para proyectos de desarrollo industrial y/o tecnológico entre ambos estados. Entre las condiciones que aparecen en la ley se incluye que los resultados que devengan de este tipo de proyectos de cooperación tienen que ser confidenciales. Sabemos que los fuertes del desarrollo tecnológico industrial en Israel tienen relación con la industria de la guerra y la seguridad. La conclusión cae por sí sola. Vamos a financiar el desarrollo del complejo industrial-militar israelí, en el nombre de la cooperación entre la actividad científica y la iniciativa privada.


¿Cuáles son los antecedentes de esta ley?
El acuerdo que dio base a esta ley se firmó en Israel en noviembre de 2006, y poco tiene que ver con antecedentes científicos. Se firmó poco después que el gobierno nacional se sumara a los reclamos del primer ministro israelí, Ehud Olmert, y de la canciller Tzipi Livni para inculpar a Irán. El gobierno nacional, entonces, avaló los pedidos de captura para los funcionarios iraníes acusados de ser responsables del atentado a la AMIA. Al momento de firmar este acuerdo, Livni expresó que “por fin se hizo justicia en la Argentina”, concretando así las bases para esta cooperación llamada “científica”.


Cuando menciona la palabra encubrimiento, de inmediato uno lo relaciona con el tema de la causa AMIA.
Por supuesto… Hasta los jueces reconocieron el papel de encubridor que jugó el Estado nacional. Por otra parte, existe una sociedad política de encubrimiento que el Estado argentino ha tejido con el de Israel durante casi quince años y que se sigue consolidando y reforzando, en momentos en que Israel desata una agresión terrible contra el pueblo de Gaza. El gobierno nacional no condenó el ataque de sus socios. Después de veintidós días de bombardeo y tras negar la existencia de una ola antisemita en nuestro país, Kirchner, la DAIA y las embajadas de Israel y los Estados Unidos llegaron a un acuerdo, no para condenar la masacre sino para perseguir a los que protestan contra ella, en nombre de un supuesto brote de antisemitismo.

Es un hecho grave que ha originado múltiples reflexiones y posiciones.
Es muy grave en el siguiente sentido. En la Argentina no ha habido manifestaciones antisemitas, ni agresiones a instituciones judías, ni a individuos por su origen judío, como sí los hubo antes y durante la dictadura y con las bombas en la Embajada de Israel y en la AMIA.Por supuesto que la brutal agresión del gobierno encabezado por el primer ministro israelí Ehud Olmert en Gaza ha despertado manifestaciones de repudio en la Argentina como en muchos países del mundo. En estas condiciones, el gobierno pretende utilizar la excusa del “antisemitismo” para judicializar y criminalizar la protesta social que repudia a la política del Estado de Israel en Gaza. En este punto debemos ser claros porque hay un reclamo por parte de la dirección de la DAIA, y de las embajadas de Estados Unidos y de Israel, que el gobierno de la presidenta Cristina Kirchner concedió, para judicializar la protesta contra esta política y decir que cualquier manifestación en donde se repudie este accionar es un acto antisemita. Nosotros defendemos la libertad de expresión.

También ha habido discusiones en cuanto al tema de la posición de los israelíes frente al conflicto. Algunos sondeos señalan que el 90 por ciento de la población civil está de acuerdo con lo hecho por el Estado de Israel.
Ha habido manifestaciones en la ciudad de Tel Aviv en las que ciudadanos israelíes tanto de origen judío como árabe se manifestaron en contra de las políticas de Olmert. Ha habido individuos que se conocen como los objetores de conciencia, soldados convocados que forman parte del Ejército israelí, que se han negado a cruzar la frontera para ir a territorios palestinos a matar gente en Gaza y que han padecido las consecuencias que eso implica en su país. Existe una porción de población que habita en Israel que no está de acuerdo. Por cierto que es una porción minoritaria la que ha repudiado estas políticas y que no alcanzan para cambiar el rumbo. Pero es un segmento importante. Esos ciudadanos israelíes saben que las consecuencias de estas políticas van a caer sobre sus propias espaldas.

El historiador uruguayo Gerardo Liebner, que vive en Tel Aviv, señaló que repudiar la política del actual gobierno israelí no es ser antisemita, sino que es algo legítimo y una forma de apoyar de verdad al futuro democrático de la sociedad.
Precisamente... Esto también es parte de una confusión muy generalizada. Pareciera ser que no se puede opinar sobre cuáles son las políticas de Israel en Medio Oriente mientras sí se puede opinar sobre las políticas de Estados Unidos en el mundo, sobre las políticas del gobierno argentino o de las que se implementan en otros países del mundo. Pero existe un silencio deliberado y una prohibición deliberada que surge sistemáticamente de la dirección de la DAIA, de la embajada de Israel e incluso del propio embajador argentino en los Estados Unidos, Héctor Timerman, quien mandó a bajar los decibeles de este debate. Es de una gravedad tal que las consecuencias van a ser padecidas por generaciones. Más que nunca debemos explicar que lo que ha ocurrido en la Argentina respecto de judicializar y de limitar las expresiones contra las políticas del Estado de Israel fue una instrucción que la canciller israelí Livni mandó a decir a todas las naciones del mundo. Es necesario manifestarse en este sentido, tratar de aclarar y explicar que no estamos viviendo un “tsunami antisemita” como dijo hace unos días el escritor Marcos Aguinis.

¿Resulta exagerado hablar de un nuevo holocausto?
Las políticas que el gobierno de Olmert y Livni llevan adelante en la Franja de Gaza son políticas de terrorismo de Estado. Nosotros nos solidarizamos con las víctimas del terrorismo de Estado en la Argentina, en Israel y en cualquier parte del mundo. Con la bomba en la mutual judía hemos sido víctimas del terrorismo de Estado argentino que sabía que la bomba se venía y que puso todas sus fuerzas de seguridad y de inteligencia al servicio de la comisión del atentado y después colocó a los tres poderes del Estado al servicio del encubrimiento. En cuanto a si resulta exagerado hablar… es parte de una discusión. Le recuerdo que fue un funcionario del gobierno de Israel el que prometió hace meses una nueva Shoá (holocausto).